La socialización del niño

La socialización del niño

En sus primeros años de vida, durante la primera infancia, los niños van adquiriendo vocabulario y haciéndose entender, poco a poco, cada vez mejor. Una vez ya se han hecho con los conceptos más básicos, pasan a aprender conceptos de posesión y de deseo (“mio”, “quiero”, etc.). Estas actitudes no deben asustar, ya que son completamente normales en esta edad, aunque parezcan egocéntricas. Cuando veamos este tipo de comportamiento, está en manos de padres y educadores dirigir estas conductas y ayudar a los niños a desarrollar el conocido concepto de “socialización”.

La socialización se conoce como el proceso por el cual los niños aprenden a diferenciar lo que está bien de lo que está mal, a partir de lo que la sociedad considera correcto o incorrecto. Los niños deben aprender a manifestarse sinceros y nobles, y a entender que mentir o hacer daño a los demás debe evitarse, porque no es  bueno ni correcto.

En estos primeros años, los niños son más receptivos al aprendizaje, por ello, es muy importante iniciar su socialización en esta etapa y a medida que crezca, el niño irá aprendiendo y descubriendo nuevas cosas que le harán madurar en este concepto, ya que, como hemos dicho, la socialización es todo un proceso.

El niño puede aprender más sobre las relaciones y sobre sí mismo en un ambiente próximo y privilegiado como es el hogar, para luego relacionarse con otros niños en la escuela, en el parque o en familia y para que aprenda a desarrollarse en otros contextos y con otros roles sociales. Se ha comprobado que en las familias con más de un hijo, la socialización resulta más fácil. Se ha comprobado que el niño con hermanos se manifiesta menos egocentrista, más generoso y, en general, más tolerante  con los errores de los demás.

En el pasado se sugirió que la socialización sólo se aprendía a través de la imitación o a través de recompensas y castigos. Sin embargo, estudios más recientes muestran que las variables cognitivas y perceptivas juegan un papel muy importante en el pensamiento y conocimiento, sosteniendo que la madurez social supone la aceptación de las reglas del comportamiento social aplicadas a diferentes situaciones.

Durante el proceso se socialización deben darse todo tipo de situaciones. Habrá conflictos, sustos, caídas, golpes, pequeñas peleas por el balón o la barra de juegos del patio… y lo importante para los niños será haber aprendido a afrontar estas situaciones. Los niños saben que serán consolados en caso de llanto y premiados aunque sólo sea con una palmada si se ha manifestado de una manera correcta y adecuada. Obviamente, en el caso contrario, también deben saber que serán reprendidos y se les ayudará a reflexionar sobre lo ocurrido y a reparar el daño si es posible. Además de los padres, los educadores, son el primer modelo a seguir de los niños, por lo que es vital un buen ejemplo, porque la socialización será un proceso progresivo que durará toda la vida.

 

Susana Jiménez

Educadora Infantil


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